lunes, 20 de diciembre de 2010

Crítica de Rómulo Berruti

El libro de almohada o la utopía de la libertad
La obra de Pedro Sedlinsky parte de una conjetura inquietante que más de una vez nutrió la ficción: ¿un nuevo orden inspirado en búsquedas morales cambiaría para bien la condición humana? Las religiones han sostenido esta teoría, algunas “ismos” político-ideológicos también. Es sabido que la rigurosidad de la norma siempre genera fanatismo y éste se apuntala con el aniquilamiento del disidente. ¿Qué pasaría si el nuevo orden fuera matriarcal, protector y desintoxicante? ¿Qué si el objetivo fuera terminar con el flagelo de la guerra que se devora con avidez los frutos de la maternidad? Tal vez nacería un nuevo mundo de amazonas virtuosas. O no. La obra abre una instancia teatral donde dos mujeres pertenecientes a un rango con poder dentro de ese mundo nuevo tienen bajo captura a un soldado. Cada jornada junto a él quedará registrada en un libro-diario que ellas escriben de noche. Nacida para la escena, la sustancia literaria no existe fuera de la vida que le den los intérpretes en cada función. No es un texto que la dirección debió rediseñar para conseguir una obra. Es una propuesta para que los teatristas se sumerjan en eso que es su savia nutricia, la búsqueda. Hasta podría pensarse que el texto verdadero no es el de Sedlinsky sino el de ese “libro de almohada” que los personajes femeninos acaso lleguen a escribir alguna vez. En un ámbito simple resuelto con paneles que serán la celda del soldado y al mismo tiempo su temible incertidumbre, Stella Matute y Lelia Maria dibujan con una crueldad sutil ese laberinto de situaciones que tienen calidez femenina, convicción macrobiótica y la minucia helada de un experimento. No son buenas ni malas, hacen su tarea, nada menos maniqueo que cambiar plaquetas bajo el microscopio. El soldado, la bacteria, es el todo –sin él no hay investigación- y la nada –su destino final es irreversible-. Los sentimientos mismos, a veces conmovedores, nacen del escenario y circulan por la platea pero son también reactivos de laboratorio, aquí no hay concupiscencia ni ternura: como en un mundo de insectos, lo que cuenta es la evolución hacia una organización social diferente.
  La puesta de Dora Milea es un trabajo de certera intuición teatral que arma una dramaturgia exacta, nunca se distorsiona resbalando hacia al sentimentalismo. Y consigue interpretaciones valiosas. Stella Matute asume con precisión a la regente de un sistema donde se adivinan más y más regentes como en una galería de espejos y ella lo corporiza mezclando cinismo y vitalidad jovial, es el verdugo que nos relata entre risitas cada paso de su plan macabro. Lelia Maria, con menos incidencia aparente, enfrenta y resuelve muy bien una dualidad peligrosa: sus capítulos del libro de almohada encerrarán la confesión de algo que podría ser letal para ella, se ha enamorado del prisionero, ha confundido a la bacteria con el hombre. José Bella, obligado a una pasividad llena de angustia, es el soldado que vuelve del frente donde cree que sobrevivió, ahora sólo sabe que lo han mutilado al quitarle su Kalashnikov (no es un fusil más, es el emblema de la sedición) y que con él habrá de morir. Breve y contundente, El libro de almohada es un espectáculo de calidad que tiene asimismo una infrecuente complejidad temática.
Rómulo Berruti
                                 

viernes, 3 de diciembre de 2010

En el campo (crítica de Daniel Gaguine)


http://elcaleidoscopiodelucy.blogspot.com/2010/12/el-libro-de-almohada-teatro.html

Divisiones. Ellos y nosotros. Un nosotros que quiere mejorar lo que ellos vinieron haciendo por mucho tiempo sin –al parecer- éxitos visibles. Un soldado cae prisionero y es trasladado a un campo de experimentación para testear en él, las innovaciones que se desean aplicar a través de conductas y alimentos. Este conejillo de indias es atendido por Irma e Isabel, con una líder todo poderosa llamada Iris, secundada por Isolda. El relato de la experiencia realizada con el soldado la llevan a cabo Irma e Isabel, contando en todo momento lo que ocurre desde su óptica, que no siempre coincide con la del soldado en cuestión. La creación de sentido es amplia y aparece como las diversas capas de una cebolla. Desde una iluminación luminosa y fría, que contextualiza el teatro de operaciones en una escenografía tan exacta en su reconocimiento como indescifrable en su ubicación geográfica (puede ser Guantánamo o Batán). El relato realizado por las “soldadas” –vestuario exacto para la identidad de los personajes- es similar a la capacitación de un call center: sonrisa “telefónica” mixturada con la seriedad del caso pero sin especificar mucho más. O sea, se comunica una barbaridad pero con un tono “servicial” lo cual es doblemente cruel. Estos son algunos de los tantos puntos a analizar de una obra que esconde, bajo la sonrisa de las chicas, un mundo no tan lejano de “mejoras tecnológicas y humanas” donde las diferencias quedan en un segundo plano en pos de una igualdad y masificación completa. Las actuaciones son exactas en sus composiciones y son la cereza de un postre amargo de modernismo vacuo, reflejado en una excelente puesta

jueves, 2 de diciembre de 2010

Collage

Stella Matute es Irma
Joselo Bella es Demetrio
Lelia Maria es Isabel

Campo Nro. 5 - El libro de almohada

domingo, 14 de noviembre de 2010

Crítica de un espectador


Fui al teatro, Espacio Ecléctico, un bellísimo  y muy cuidado lugar que está en Humberto 1º 730, en San Telmo. Representaban, como todos los viernes a las 21, "El libro de almohada", obra dirigida por Dora Milea y protagonizada por Stella Matute, Joselo Bella y Lelia Mariá. Como pasé un hermoso momento, comparto brevemente algunas de las muchísimas percepciones que suscitó en mí y en mi esposa, Angélica.

Si ejercer el poder es, ante todo, imponer una interpetración de la realidad, Irma y la asistente Isabel sólo buscan reproducir en “el campo”, de manera científica, los beneficios que la nueva interpretación ofrece. Han capturado al primer soldado vivo, a un guerrero de las fuerzas de penetración, y en él, a través de él, a pesar de él; el mundo podrá reconocer los beneficios del nuevo régimen.
Acorde a las buenas creencias occidentales que transitamos, la violencia del fusil es reemplazada por las flores, las violaciones y el saqueo de las plazas de los vencidos, por los efectos descontaminantes de la comida purificadora. Marcar el territorio enemigo no es ya anexar una porción que podrá ser objetivada en el mapa. El territorio enemigo es el alma de los vencidos y la comida desintoxicante, las torturas que no son tales hasta que el enemigo decide moverse (y por tanto, para el poder, autotorturarse) hacen pie allí con violencia solapada. Una visión neorreligiosa en la que el hígado, no el corazón (ése músculo desconfiable que se altera al mínimo roce), es el órgano entronizado.
Los editores de la revista “Buena salud” parecen haber preparado la nueva doctrina. “La digestión al poder” es el axioma que permite que verdades parciales se totalicen en la mirada de las fanáticas. La realidad es hija de esa mirada que la antecede, que permite darle forma. Un paradigma hepato-pacifista que no puede advertir la propia violencia, la indigestión de sus líderes, las contradicciones hormonales que el propio cuerpo les grita a las opresoras desde ese adentro que, puro y todo, no puede dejar de sentir nostalgia por el poder depuesto que las humillaba.
La oposición de género recorre inevitablemente la obra. Son mujeres la que han tomado el poder, las que alumbran un nuevo orden. ¿Pero pueden abandonar ellas, a pesar de las novedades, las viejas y comprobadas formas de dominación masculina? Se enaltece la nueva tortura, se impulsa la preponderancia de los cambios internos; sin embargo la imagen subyugante, fálico-céntrica, del fusil del soldado, su posesión, parece devenir de la concepción freudiana de la castración. Un hito científico, tal vez, del discurso de la masculinidad. Estas mujeres reproducen, apropiándose de ella, una injusticia que viene del fondo de los tiempos.
La poesía aletea en los derrotados. La poesía es la canción de los que han perdido todo, y en esa carencia el espectador se conmueve por la indefensión, por el niño que late dentro del cuerpo torturado del soldado, por el hombre que se retuerce en su placer íntimo y postrero. Pero su debilidad actual nos oculta su miseria, que aún lo enorgullece, como los viejitos genocidas que en camilla o extraviados apelan a la lástima de los distraídos o los desmemoriados.
Una tensión ininterrumpida, apenas quebrada por la contradictoria vulgaridad de una gestualidad militante, por los aforismos gestados para refrendar el poder, no puede sostenerse por más tiempo, piensa el espectador. Pero el trío del escenario se empeña en darle contenido a las ausencias, afirmando que todo lo existente, visible o no, participa en el campo de fuerzas de “lo que está siendo”.
Las interpretaciones incomodan, conmueven o apasionan alternativamente. La escenografía se adecua al discurso y a las necesidades de las mujeres, quienes descorren muros como si fueran velos, que poco a poco el espectador deconstruirá, necesitando ubicar a su propio ego en ese nuevo orden que lo envuelve omnipotente.
“El libro de almohada” es una invitación a posar una mirada crítica tanto sobre los viejos mandamientos de la moral religiosa como sobre las verdades blandas de la “nueva conciencia planetaria”. Una venda puede ser arrancada de los ojos, unas cuencas pueden ser penetradas por los tacones del régimen. Quienes participan de “El libro…” parecen pedirnos, simplemente, que abramos los ojos, limpios de ayeres o esperanzas, y miremos con atención. El mundo, como decía Kafka, se va a desenmascarar ante nosotros, no puede dejar de hacerlo.

Octavio Echevarría

jueves, 4 de noviembre de 2010

Crítica de Télam - por Héctor Puyo

 
 
TEATRO-CRITICA
 
MUJERES AL BORDE DE UN ATAQUE DE TRASCENDENCIA
 
Buenos Aires, 28 de octubre (Télam, por Héctor Puyo).- Dora Milea es la directora de un raro y atractivo espectáculo llamado "El libro de almohada", de Pedro Sedlinsky, que tiene en su trío de intérpretes su columna principal. Se ve en Espacio Ecléctico.
Con forma de "cómic" de ciencia ficción y ubicada en un tiempo y un lugar no especificados, halla a dos voluntarias (Stella Matute, Lelia Maria) encargadas de recoger soldados de alguna guerra y someterlos a los planes de sobrevida de una difusa organización femenina.
El recobrado en este caso es uno (Joselo Bella) que no tiene más remedio que someterse a los cuidados y a la vez la mano dura de esas damas, que en la ruta de una líder que no se ve, adoran los nudos con que lo sujetan, entre otros recursos que parecen extraídos de un manual de dominación.
El trámite, que el soldado va conociendo al mismo tiempo que el público, está planteado como una clase abierta a un aula enteramente femenina, en la que las discípulas dispondrán de valiosas nociones para su actividad ecuménica.
La cosa se complemente principalmente con una alimentación básicamente vegetariana para la que las expresiones y ciertas palabras cobran sentidos distintos, por lo general hérméticos, sólo descifrables por las iniciadas.
De ese modo el dúo va elaborando el libro que da título a la pieza y que se transformará en una suerte de biblia, redactada con sentido pragmático sobre la experiencia -¿será la primera o habrá habido otras?-, destinada a perdurar.
Hay una referencia evidente al poder de la mujer como gran madre de los tiempos por venir -estas señoras están convencidas de construir un mundo-, que parecen tener base en algunas religiones o filosofías que hacen hincapié en la alimentación.
Tanto las actrices como el actor están vestidos de un modo indefinido, con algo de viajeros del espacio a la manera del vetusto Buck Rogers, y se mueven en un espacio donde unos biombos modifican la escena que envuelve a una camilla hospitalaria de varios usos.
Hay notorias diferencias en el enfoque actoral de las voluntarias y el de su protegido-prisionero: ante un enfoque naturalista del varón, que en la mayor parte se debate en la perplejidad, las actrices ofrecen un trabajo volcado al expresionismo, subrayado por una iluminación casi siempre a pleno.
El que lleva la peor parte es Bella, que debe hacer frente a la exaltación de sus oponentes Matute y Maria, permanentes motores de la acción, sobre todo la primera, que ejerce su poder con gracia y energía, haciendo gala de un ejemplar empleo de la voz.
Eso no quiere decir que Bella cumpla un mal papel, sólo que está en estado de permanente defensa frente a la potencia de sus compañeras, a las que se les hace cuesta arriba transitar cierta circularidad de un texto que demora el desenlace.
Dora Milea es una directora eficaz que dio muestras de sagacidad ante piezas complicadas como "Rudolf”, de Patricia Suárez, y "La música", de Marguerite Duras, ambas con Patricia Palmer. Aquí logra lo esencial: que la acción transcurra y la platea olvide que hay alguien marcándole el rumbo.
"El libro de almohada" se ofrece en Espacio Ecléctico (Humberto I 730), los viernes a las 21.(Télam).-
 
hp

viernes, 22 de octubre de 2010

La crítica de "puestaenescena.com" - por Carlos Folias

Para ver esta crítica en su contexto original, clickear en el siguiente link:


Críticas | Publicado el 11 de octubre a las 17:50 hs.

El libro de almohada

La sólida estructura del guión se transforma en sustancia viva a través del cuerpo de los actores, eficazmente guiados por Dora Milea en una puesta en escena que privilegia el texto y las actuaciones.
¿Cómo podemos saber cuál es la diferencia entre el poder que promovemos y el poder al que nos oponemos?

Por Carlos Folias
El libro de almohada, un registro diario de unas chicas muy particulares.
Al inicio, una voz en off lee un fragmento del libro Cuerpos que importan (Sobre los límites materiales y discursivos del sexo) de Judith Butler. Conocido es el resultado provocador y fundante en la teoría feminista de los textos de Butler desde El género en disputa (1990) en adelante. El ritmo de la lectura es rápido, tal vez para que sólo captemos un indicio, una pista de lo que se intentará representar luego. 
Las mujeres han capturado vivo a un soldado, a un hombre. Día por día se ha escrito lo que han hecho con él, como lo han tratado y como ha sido su evolución en lo que denominan “campo de soldados recolectados vivos”. Isabel (Lelia María), asistente del campo Nª5  ha ido registrando noche a noche en un diario íntimo como ha sido su estadía desde el día 15 al 0 bajo la supervisión de la regente Irma (Stella Matute). Los espectadores participarán del acto de presentación a las directoras de los otros campos del libro dedicado a Iris, líder de todas ellas, de los festejos y de los últimos momentos del soldado.
El libro de almohada, más que la escenificación de un relato, es un disparador de preguntas y signos que el espectador deberá responderse y decodificar.
¿Es posible modificar las relaciones de poder entre hombres y mujeres?
¿Se puede luchar por el poder desde adentro del propio sistema evitando replicar las consecuencias homofóbicas y de exclusión que se intentan remediar?
El poder performativo atribuido al lenguaje lleva a buscar nuevos términos para lo que sería un nuevo orden. Lo que antes era una “celda” ahora es una “sala con salida restringida” ¿El cambio en el discurso implicará nuevas relaciones de poder? ¿Se vuelve realidad lo que se nombra? ¿Cómo se concibe el sexo? ¿Cómo se materializa en los cuerpos lo masculino y lo femenino? En el “campo” el hombre deberá reaprender sus conceptos y manejar su propia interioridad a fin de “purificar” su existencia y adaptarse a una nueva relación hombre-mujer que viene en camino.
El texto escrito por Pedro Sedlinsy y llevado a escena por Dora Milea abre para el espectador un sinfín de miradas posibles. Las actuaciones de Stella Matute, Joselo Bella y Lelia María son precisas y contundentes.
La sólida estructura del guión se transforma en sustancia viva a través del cuerpo de los actores, eficazmente guiados por Dora Milea en una puesta en escena que privilegia el texto y las actuaciones. Los demás elementos (escenografía, iluminación, vestuario...) contribuyen aportando signos que resaltan y acompañan la narración. 
El soldado es eficazmente interpretado por Joselo Bella, quien transmite al espectador la confusión del hombre en una lucha que tal vez no entienda ni realmente persiga, incluido en un sistema que parece zozobrar y aferrado a su fusil como único sostén en su desesperación ante la pérdida de las certezas. 
Stella Matute (Irma) se maneja con soltura y seguridad, transmitiendo con su energía actoral toda la fuerza y convicción que su personaje necesita para ejercer el liderazgo. 
Lelia María le otorga al personaje (Isabel) la dosis de entusiasmo y simpatía de quien persigue una causa que presiente justa y necesaria y en algún momento, a través de su gestualidad y de su mirada, nos permite vislumbrar la tristeza ante lo perdido en una lucha que más que cambios, sólo trae más de lo mismo con su estela de dolor, distanciamiento y muerte. 
Como en todas las representaciones teatrales cada espectador tendrá una percepción particular y hará una selección subjetiva de lo que se le presenta ante sus sentidos. En algunas obras podrá quedarse con la anécdota, con el breve relato que entretiene. En otras, podrá abrir infinitos caminos de interpretaciones posibles. El libro de almohada estimula a este último ejercicio.
Podemos construir potenciales significados a partir de pequeños detalles, encontrar relaciones entre el verde y el rojo o analizar el nombre de los personajes femeninos:
Isabel
Irma
Iris
Ingue
Isolda
Ingrid
...
también jugar con las casualidades entre el pronombre personal que las señala y los nombres de los actores y de la directora.
         Stella Matute
Joselo Bella
          Lelia María
  Dora Milea
o plantearnos diversas cuestiones a partir del uso del discurso, el sometimiento a las normas, las “nuevas” relaciones de poder, la inmovilidad como única posibilidad de evitar el dolor, la necesidad de líderes que nos guíen, las diferencias entre el poder y el sometimiento, la muerte del hombre...
En fin, un texto dramático sólido, una obra muy bien actuada y dirigida que puede llevarnos a pensar acerca de la propia existencia y de la búsqueda imprescindible e impostergable para mujeres y hombres, de nuevas formas de relación que nos acerquen a la felicidad y al placer.

jueves, 7 de octubre de 2010

ATENCIÓN MAR DEL PLATA

El sábado 9 y el domingo 10 de Octubre, estaremos presentando nuestro espectáculo en la Sala Gregorio Nachman del Complejo Auditorium de Mar del Plata. A las 21.30 hs.
Entrada General: $ 30.

lunes, 20 de septiembre de 2010

El Criticón

Esta entrada la dedicaremos a publicar
los comentarios de nuestros amigos...


Hola Stella:
hoy estuve en la función y (...) quería darte sin falta mis felicitaciones por este espectáculo y que por favor lo hagas extensivo a todos: a Dora, a Pedro, a los otros actores, a Alejandro, etc. Una obra difícil, porque no está a la moda de lo que hoy se hace de manera facilonga. Y eso verdaderamente interesa, aunque se pueda polemizar con el material. Lo cierto es que produce ganas de discutir y eso siempre se agradece cuando se va al teatro. Lo digo porque cada vez más veo cosas que no producen nada, nada de nada.
Bueno, te mando un beso enorme.
PD: no me quedo a saludar porque soy recontratímido, believed or not.
Rubén Szuchmacher
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Lelia:
gracias por la experiencia de ayer al ver tu obra... me pareció un ensayo metafórico increíble sobre el poder... su uso / abuso y de cómo el mismo se encuentra en todas partes atravesando a los sujetos en toda relación... muy foucault, je. Vos increíble, espectacular... la recomendaré mucho...besos
Gabriel Di Trapani

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El Libro de Almohada me pareció un espectáculo de una precisión escénica impactante. Dora Milea manifiesta una vez más la síntesis de lo máximo. Ella, como nadie, hurga, discrimina, escudriña en el texto hasta encontrar la esencia, el corazón del mismo y lo atreaviesa con personajes perfectamente diseñados. Me encantaron las actuaciones de los tres actores. Comunican, conmueven y, sobretodo, ¡no actúan!
Me entretuvo, me llevó a la reflexión y me divirtió. También me pareció maravilloso el monólogo en off del principio (aunque para mi gusto debería estar dicho de una manera más sincera), la estética particular y la música tan pertinente y bella. Los felicito a todos y les agradezco con el alma vuestra entrega de artistas.
Patricia Palmer

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Joselo querido:
en principio, y no lo tomes como ninguna excusa, es imposible para mi ser objetivo con vos que sabés que te quiero como hermano. Tambien está Stella que siempre me pareció una actriz extraordinaria. Tanto Dora como Pedro me producen admiración.
Me parece un muy buen espectáculo. El libro me encantó, lo mismo que la puesta. Los tres actores están excelentes, y como en toda obra, en 5 funciones más va a salir mejor todavía.
La estética de todo el espectáculo me encantó. Me sentí parte de un experimento. Experimento atroz que se te va metiendo en el cuerpo con el correr de las escenas. La cuenta regresiva de los días es terrible.
No soy crítico. Encima los quiero mucho a varios de Uds.
Yo le pondría 4 o 5 Clarines, ja
Fue un placer verte de nuevo en un escenario, verte sentir y transmitir tanto.
GRACIAS
Néstor Sánchez


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Querida Stella: Te escribo para decirte que me encantó verte en escena y que te agradezco que me hayas honrado para acompañarte en un día de estreno.
Ahí habíamos muchas almas mezcladas, mucha historia.  Historia teatral, que es historia de vida. 
Me dieron muchas ganas de volver a estar juntas en un escenario.
Me gustó mucho el texto, me gustaron mucho mucho mucho tus compañeros. Él es misterioso, ella es adorable y peligrosa, y vos... vos sos Matute. Y yo sé lo que quiere decir eso, que no es lo mismo que para algún otro. Celebro el texto y me asombra que tenga una década. La puesta es hermosa, porque es "silenciosa" y certera, tiene un gran respeto por la palabra, que es el motor esencial del espectáculo. Ojalá puedan disfrutarlo y ojalá tengan lo que se merecen. Gente acompañando. Esto es lo que necesita cada proyecto que se para bajo la luz.
Te quiero y me alegra que seamos amigas.
"El libro de almohada" da para leerlo antes de irse a dormir. O, mejor, para verlo en un espacio ecléctico, tan ecléctico como el campo Nro. 5.
María Fiorentino

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Yo no siento pudor alguno (pese a estar comprendido en las generales de la Ley, como podría decir algún leguleyo) en aplaudir, en pie, esta pieza teatral titulada: "El libro de almohada" porque, sinceramente, me encantó. Las interpretaciones son soberbias, la puesta de Dora Milea (de la que no son ajenos el vestuario, la escenografía y el delicado tratamiento de luces) me parece de un gusto exquisito, y el texto de Sedlinsky, que se pregunta si el poder que deseamos construir no es igual o aún peor que el que deseamos demoler, me evocó a un pensamiento de Jacques Lacan que dice: a lo que ustedes aspiran como revolucionarios es a un amo. Lo tendrán ...”.
Recomiendo "El libro de almohada" con sincero entusiasmo.
Fernando Musante

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Un trabajo que disfruté mucho.
Una gran armonía creativa en su concepción, desde el espacio , actuación y texto.
Me pareció una metáfora maravillosa sobre el poder anidando en lugares diferentes a las miradas convencionales y digestivas.
El goce desde la perversión del poder sobre el otro.
Con resonancias complejas, incluyendo al que mira en complicidad inteligente.
Lo que, modestamente, es buen teatro para mí.
Para todo esto se necesitó  un equipo como el de ustedes: Ese texto, muy buenos actores y la dirección con claro concepto.
Bah, me gustó mucho, borren lo anterior si quieren!...
Besos.
¡Agreguen sillas!

Manuel Vicente

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Un extraordinario trabajo de todos. Una puesta ingeniosa y delicada de mi querida directora Milea, que logra combinar dos lenguajes, por un lado el humor almodorezco de los persoajes femeninos y por otro el relato épico del deslumbrante Joselo Bella. Todo mi cariño y admiración para ustedes. Abrazos, medallas y besos.
Roxana Berco 

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"El libro de Almohada" es un espectáculo atractivo. Sobre un ambiguo y metafórico texto de Pedro Sedlinsky, que muestra los pliegues y las contradicciones del poder, se erige una muy buena  puesta en escena de Dora Milea, que  en el acotado espacio disponible en el escenario  del Teatro Ecléctico ,  y en colaboración con la escenografía de Alejandro Mateo, logra crear muchos lugares  y mundos diversos diversos, con muy pocos elementos. Además, y sobre todo, la puesta contiene  un terceto actoral de muy buen nivel conformado por Lelia María, Jose Bello y Stella Matute, en un excelente trabajo, como en general nos tiene acostumbrados.
Héctor Oliboni

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Si algo no provoca “Libro de almohada” es sueño; ni una cabeceadita siquiera.
A partir del gancho de entrada, estaremos involucrados, sobre todo involucradas, en un mundo que, a simple vista, tan pulcro, austero, ordenado, parece cómodo y simple, pero la potencia actoral nos va instalando en el incómodo, imperfecto, inhumano, espantoso mundo que conocemos: el nuestro.
No vale contar la historia, por supuesto: si justamente la están contando en el Espacio Ecléctico…; sin embargo, vale comentar que el tema es el Poder (ese, con mayúsculas). No una definición sino una práctica, un desafío. El poder en manos de un grupo que no lo tiene, mayoritariamente hablando, en la humanidad.
Un riesgo: el de reproducir lo conocido antes que atreverse a transformar creadoramente las prácticas.
La obra casi exige un debate al concluir. Primero, porque un saludo inicial tan afectuoso y de complicidad abre la promesa de una conversación. Segundo, porque sería confortable exponer y descubrir nuestras mejores aspiraciones sobre las prácticas de poder y salir convencidos de que hay otras: amorosas, altruistas y humanas.
Las actrices y el actor: estupendos, imprescindibles para lograr esta obra tan conmovedora. Gracias. Viva el teatro.
María Delia Matute

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Cuando fuí a ver El Libro de la Almohada, no sabía qué me iba a encontrar, a pesar de que la frase iniciática que refiere a “si el poder que proponemos es el mismo al que nos oponemos” da una pista de algo.
Solo una pista, porque lo que ofrece este espectáculo es mucho, y todo para analizar y pensar.
Las actuaciones son fabulosas, la puesta en escena tiene contundencia
y fuerza. Pasan muchas cosas todo el tiempo entre esos tres actores que
nos están marcando sin duda alguna, desde el inicio de la obra, que están
entregados a un poder, a una líder todopoderosa que los gobierna.
Una entrega que en Stella Matute se aprecia magistralmente, trasmitiendo en cada gesto que en ella es convicción profunda de los beneficios de pertenecer a ese orden impuesto.
Muestran como defienden su tarea a ultranza y cómo cada uno ve la realidad de manera diferente; cómo un mismo hecho tiene dos miradas  y sentires tan distintos.
Nos hablan de algo que vemos casi cotidianamente: cuando se es la base de la militancia, hay una actitud y cuando se llega al poder  parece que eso cambia.
Una obra para el debate profundo, realmente da para pensar a fondo sobre la construcción del poder.
Esta obra y sus tres actores en escena, con poca ornamentación,  es un teatro puro
al ciento por ciento que sorprende por su intensidad.
Tatiana Souza Korolkov 

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Extraño, contemporáneo, post moderno...
Un texto más que interesante de Pedro, y unos flores de actores para semejante puesta y dirección.
Hay que ver buen teatro y este es el momento.
Marina Vibart

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La obra me parecio muy original. Con una dirección clara, actuaciones comprometidas, un humor irónico que sorprende y pasajes donde la poesía del autor es muy bella.
Julieta Diaz


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Así como la piel se divide en diversas capas, “el libro de almohada”  propone al espectador un recorrido interno, con mirada a lo externo, o en el orden que quieran darle, pero sin dudas que muestra como aquellos libros de cuentos plegables, los dobleces, contradicciones y efectos que tiene el poder. Un muy buen texto, en donde prima poesía, imágenes y sensaciones que los actores logran transmitir de forma verdadera, sincera e impecable, sin fisura y acaparando la atención segundo a segundo.
Con una escenografía que logra transformar mágicamente ese espacio y al estilo de un puzzle, así como el vestuario y luces que dan un estilo propio, sutil y delicado a la puesta de Dora Milea quien propone una forma de relato y actuación en donde lo económico, potencia, intensifica, logrando que el espectador cuente con su propio tiempo, el tiempo interno, para mover, armar y cerrar las piezas de su propio rompecabezas. 
La música que amalgama la imagen final hace erizar la piel, sin dudas mueve esas fibras íntimas logrando atravesar, como en la obra, cada una de las capas.

Sin dudas un excelente trabajo de todo el equipo!
Felicitaciones! Y éxitos !!!
Marcelo Martinez

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Querido Joselo: El viernes pasado me propuse darte una sorpresa apareciendo en el público, y nos fuimos al teatro con Caty; el echo era ver tu trabajo en la obra y quiero decirte que el sorprendido fui yo. Me gustó mucho la propuesta del libro; y la muy buena actuación de los tres, pues logran generar muy bien el clima necesario para integrar al espectador a lo que está ocurriendo en escena.
Escenografía, iluminación, musicalización, es austera, pero justa para mantener el plano de atención a lo que se está viendo en el escenario.
La voz en “off” un tanto precipitada en la lectura de introducción.
Finalmente quiero decirte que disfruté la obra y salí con la alegría de verte trabajando con una entrega propia de un artista de alma.
Felicitaciones Joselo!; también a todos tus compañeros.
Emilio Moreno

martes, 14 de septiembre de 2010

Llega el estreno


EL LIBRO DE ALMOHADA
De Pedro Sedlinsky
El próximo viernes 17 de septiembre a las 21 hs. en Espacio Ecléctico –Humberto Primo 730,  San Telmo- se realizará el estreno de El libro de almohada, un texto de Pedro Sedlinsky que dirige Dora Milea.
Un grupo de mujeres intenta consolidar una civilización, un régimen para los siglos venideros mejor al existente basado en rigurosas normas alimentarias, crean nuevos gestos y terminologías. Presentan un libro fundamentado en las experiencias registradas durante quince días con un soldado. Ese texto representa acaso la manifestación y expansión de un discurso peligroso con las mejores intenciones. Todo es aparentemente reconocible sin dejar certeza de que efectivamente lo sea.
 
¿Cómo podemos saber cuál es la diferencia entre el poder que promovemos y el poder al que nos oponemos?
 
El libro de almohada es una obra que, a través de su relato y puesta en escena, abre canales sensoriales.
Por otra parte, la ambigüedad marca tanto la acción como la luz, el vestuario y la escenografía abriendo al espectador la posibilidad de potenciar su mirada y recorte subjetivo.
Este es el segundo trabajo que realizan en conjunto Milea y Sedlinsky. La primera experiencia fue con “El corazón del mago”, estrenada en 2007 en La Carbonera.
El trabajo de Dora Milea y el elenco que integran Stella Matute, Joselo Bella y Lelia Maria se complementa con el diseño de vestuario y escenografía de Alejandro Mateo y las luces de Agustín Valle.
 
EL LIBRO DE ALMOHADA
ESTRENO VIERNES 17 DE SEPTIEMBRE
Funciones: viernes 21 hs.
TEATRO ECLÉCTICO
Humberto Primo 730, San Telmo
Reservas: 4307-1966
ENTRADA $ 35 / Desc. Estudiantes y jubilados $25
 
Ficha Técnica
Elenco: STELLA MATUTE - JOSELO BELLA - LELIA MARIA
Voz en off   RUTH PALLEJA
Diseño de escenografía y vestuario  ALEJANDRO MATEO
Diseño de Luces   AGUSTIN VALLE
Tema musical     “GrillosKODAMA
Diseño gráfico y fotografía  SM Soluciones Gráficas
Producción ejecutiva   ROSA SANCHEZ
Dirección   DORA MILEA
El texto en off pertenece al libro “Cuerpos que importan” (Sobre los límites materiales y discursivos del sexo) de Judith Butler

Siguen los ensayos

Primera Gacetilla



Se ensaya :  " EL LIBRO DE ALMOHADA"   de Pedro Sedlinsky.
                      con Stella Matute / Joselo Bella / Lelia Maia
                                       dirección: Dora Milea
Un ejército de mujeres desea transformar el mundo. Promover un orden, que ellas consideran, mejor al existente.

"¿Cómo podemos saber cual es la diferencia entre el poder que promovemos y el poder al que nos oponemos? ¿Se trata de saber?
Hablar es siempre, de algún modo, el habla de un extraño a través de uno mismo. La reiteración de un lenguaje que uno no eligió." 

Un pasado desconocido o un futuro probable.
Un lugar reconocido pero indefinido.
No existe nada opuesto entre el Yin y el Yang. Son complementarios.
Es un símbolo que crea igualdad. Sin la interacción de ambos, no se genera vida. Todo tiene ,dentro de sí, yin y yang y de su ascenso y descenso nace la nueva vida. Cuando una de las dos energías llega a su máxima expresión, inicia la transformación en su opuesto.

Empiezan los ensayos

El miércoles 17 de marzo fue nuestra primera reunión. Hicimos una lectura con la presencia del autor. Y acordamos horarios. Ya se vislumbró el buen clima de trabajo.