viernes, 22 de octubre de 2010

La crítica de "puestaenescena.com" - por Carlos Folias

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Críticas | Publicado el 11 de octubre a las 17:50 hs.

El libro de almohada

La sólida estructura del guión se transforma en sustancia viva a través del cuerpo de los actores, eficazmente guiados por Dora Milea en una puesta en escena que privilegia el texto y las actuaciones.
¿Cómo podemos saber cuál es la diferencia entre el poder que promovemos y el poder al que nos oponemos?

Por Carlos Folias
El libro de almohada, un registro diario de unas chicas muy particulares.
Al inicio, una voz en off lee un fragmento del libro Cuerpos que importan (Sobre los límites materiales y discursivos del sexo) de Judith Butler. Conocido es el resultado provocador y fundante en la teoría feminista de los textos de Butler desde El género en disputa (1990) en adelante. El ritmo de la lectura es rápido, tal vez para que sólo captemos un indicio, una pista de lo que se intentará representar luego. 
Las mujeres han capturado vivo a un soldado, a un hombre. Día por día se ha escrito lo que han hecho con él, como lo han tratado y como ha sido su evolución en lo que denominan “campo de soldados recolectados vivos”. Isabel (Lelia María), asistente del campo Nª5  ha ido registrando noche a noche en un diario íntimo como ha sido su estadía desde el día 15 al 0 bajo la supervisión de la regente Irma (Stella Matute). Los espectadores participarán del acto de presentación a las directoras de los otros campos del libro dedicado a Iris, líder de todas ellas, de los festejos y de los últimos momentos del soldado.
El libro de almohada, más que la escenificación de un relato, es un disparador de preguntas y signos que el espectador deberá responderse y decodificar.
¿Es posible modificar las relaciones de poder entre hombres y mujeres?
¿Se puede luchar por el poder desde adentro del propio sistema evitando replicar las consecuencias homofóbicas y de exclusión que se intentan remediar?
El poder performativo atribuido al lenguaje lleva a buscar nuevos términos para lo que sería un nuevo orden. Lo que antes era una “celda” ahora es una “sala con salida restringida” ¿El cambio en el discurso implicará nuevas relaciones de poder? ¿Se vuelve realidad lo que se nombra? ¿Cómo se concibe el sexo? ¿Cómo se materializa en los cuerpos lo masculino y lo femenino? En el “campo” el hombre deberá reaprender sus conceptos y manejar su propia interioridad a fin de “purificar” su existencia y adaptarse a una nueva relación hombre-mujer que viene en camino.
El texto escrito por Pedro Sedlinsy y llevado a escena por Dora Milea abre para el espectador un sinfín de miradas posibles. Las actuaciones de Stella Matute, Joselo Bella y Lelia María son precisas y contundentes.
La sólida estructura del guión se transforma en sustancia viva a través del cuerpo de los actores, eficazmente guiados por Dora Milea en una puesta en escena que privilegia el texto y las actuaciones. Los demás elementos (escenografía, iluminación, vestuario...) contribuyen aportando signos que resaltan y acompañan la narración. 
El soldado es eficazmente interpretado por Joselo Bella, quien transmite al espectador la confusión del hombre en una lucha que tal vez no entienda ni realmente persiga, incluido en un sistema que parece zozobrar y aferrado a su fusil como único sostén en su desesperación ante la pérdida de las certezas. 
Stella Matute (Irma) se maneja con soltura y seguridad, transmitiendo con su energía actoral toda la fuerza y convicción que su personaje necesita para ejercer el liderazgo. 
Lelia María le otorga al personaje (Isabel) la dosis de entusiasmo y simpatía de quien persigue una causa que presiente justa y necesaria y en algún momento, a través de su gestualidad y de su mirada, nos permite vislumbrar la tristeza ante lo perdido en una lucha que más que cambios, sólo trae más de lo mismo con su estela de dolor, distanciamiento y muerte. 
Como en todas las representaciones teatrales cada espectador tendrá una percepción particular y hará una selección subjetiva de lo que se le presenta ante sus sentidos. En algunas obras podrá quedarse con la anécdota, con el breve relato que entretiene. En otras, podrá abrir infinitos caminos de interpretaciones posibles. El libro de almohada estimula a este último ejercicio.
Podemos construir potenciales significados a partir de pequeños detalles, encontrar relaciones entre el verde y el rojo o analizar el nombre de los personajes femeninos:
Isabel
Irma
Iris
Ingue
Isolda
Ingrid
...
también jugar con las casualidades entre el pronombre personal que las señala y los nombres de los actores y de la directora.
         Stella Matute
Joselo Bella
          Lelia María
  Dora Milea
o plantearnos diversas cuestiones a partir del uso del discurso, el sometimiento a las normas, las “nuevas” relaciones de poder, la inmovilidad como única posibilidad de evitar el dolor, la necesidad de líderes que nos guíen, las diferencias entre el poder y el sometimiento, la muerte del hombre...
En fin, un texto dramático sólido, una obra muy bien actuada y dirigida que puede llevarnos a pensar acerca de la propia existencia y de la búsqueda imprescindible e impostergable para mujeres y hombres, de nuevas formas de relación que nos acerquen a la felicidad y al placer.

jueves, 7 de octubre de 2010

ATENCIÓN MAR DEL PLATA

El sábado 9 y el domingo 10 de Octubre, estaremos presentando nuestro espectáculo en la Sala Gregorio Nachman del Complejo Auditorium de Mar del Plata. A las 21.30 hs.
Entrada General: $ 30.