TEATRO-CRITICA
MUJERES AL BORDE DE UN ATAQUE DE TRASCENDENCIA
Buenos Aires, 28 de octubre (Télam, por Héctor Puyo).- Dora Milea es la directora de un raro y atractivo espectáculo llamado "El libro de almohada", de Pedro Sedlinsky, que tiene en su trío de intérpretes su columna principal. Se ve en Espacio Ecléctico.
Con forma de "cómic" de ciencia ficción y ubicada en un tiempo y un lugar no especificados, halla a dos voluntarias (Stella Matute, Lelia Maria) encargadas de recoger soldados de alguna guerra y someterlos a los planes de sobrevida de una difusa organización femenina.
El recobrado en este caso es uno (Joselo Bella) que no tiene más remedio que someterse a los cuidados y a la vez la mano dura de esas damas, que en la ruta de una líder que no se ve, adoran los nudos con que lo sujetan, entre otros recursos que parecen extraídos de un manual de dominación.
El trámite, que el soldado va conociendo al mismo tiempo que el público, está planteado como una clase abierta a un aula enteramente femenina, en la que las discípulas dispondrán de valiosas nociones para su actividad ecuménica.
La cosa se complemente principalmente con una alimentación básicamente vegetariana para la que las expresiones y ciertas palabras cobran sentidos distintos, por lo general hérméticos, sólo descifrables por las iniciadas.
De ese modo el dúo va elaborando el libro que da título a la pieza y que se transformará en una suerte de biblia, redactada con sentido pragmático sobre la experiencia -¿será la primera o habrá habido otras?-, destinada a perdurar.
Hay una referencia evidente al poder de la mujer como gran madre de los tiempos por venir -estas señoras están convencidas de construir un mundo-, que parecen tener base en algunas religiones o filosofías que hacen hincapié en la alimentación.
Tanto las actrices como el actor están vestidos de un modo indefinido, con algo de viajeros del espacio a la manera del vetusto Buck Rogers, y se mueven en un espacio donde unos biombos modifican la escena que envuelve a una camilla hospitalaria de varios usos.
Hay notorias diferencias en el enfoque actoral de las voluntarias y el de su protegido-prisionero: ante un enfoque naturalista del varón, que en la mayor parte se debate en la perplejidad, las actrices ofrecen un trabajo volcado al expresionismo, subrayado por una iluminación casi siempre a pleno.
El que lleva la peor parte es Bella, que debe hacer frente a la exaltación de sus oponentes Matute y Maria, permanentes motores de la acción, sobre todo la primera, que ejerce su poder con gracia y energía, haciendo gala de un ejemplar empleo de la voz.
Eso no quiere decir que Bella cumpla un mal papel, sólo que está en estado de permanente defensa frente a la potencia de sus compañeras, a las que se les hace cuesta arriba transitar cierta circularidad de un texto que demora el desenlace.
Dora Milea es una directora eficaz que dio muestras de sagacidad ante piezas complicadas como "Rudolf”, de Patricia Suárez, y "La música", de Marguerite Duras, ambas con Patricia Palmer. Aquí logra lo esencial: que la acción transcurra y la platea olvide que hay alguien marcándole el rumbo.
"El libro de almohada" se ofrece en Espacio Ecléctico (Humberto I 730), los viernes a las 21.(Télam).-
Con forma de "cómic" de ciencia ficción y ubicada en un tiempo y un lugar no especificados, halla a dos voluntarias (Stella Matute, Lelia Maria) encargadas de recoger soldados de alguna guerra y someterlos a los planes de sobrevida de una difusa organización femenina.
El recobrado en este caso es uno (Joselo Bella) que no tiene más remedio que someterse a los cuidados y a la vez la mano dura de esas damas, que en la ruta de una líder que no se ve, adoran los nudos con que lo sujetan, entre otros recursos que parecen extraídos de un manual de dominación.
El trámite, que el soldado va conociendo al mismo tiempo que el público, está planteado como una clase abierta a un aula enteramente femenina, en la que las discípulas dispondrán de valiosas nociones para su actividad ecuménica.
La cosa se complemente principalmente con una alimentación básicamente vegetariana para la que las expresiones y ciertas palabras cobran sentidos distintos, por lo general hérméticos, sólo descifrables por las iniciadas.
De ese modo el dúo va elaborando el libro que da título a la pieza y que se transformará en una suerte de biblia, redactada con sentido pragmático sobre la experiencia -¿será la primera o habrá habido otras?-, destinada a perdurar.
Hay una referencia evidente al poder de la mujer como gran madre de los tiempos por venir -estas señoras están convencidas de construir un mundo-, que parecen tener base en algunas religiones o filosofías que hacen hincapié en la alimentación.
Tanto las actrices como el actor están vestidos de un modo indefinido, con algo de viajeros del espacio a la manera del vetusto Buck Rogers, y se mueven en un espacio donde unos biombos modifican la escena que envuelve a una camilla hospitalaria de varios usos.
Hay notorias diferencias en el enfoque actoral de las voluntarias y el de su protegido-prisionero: ante un enfoque naturalista del varón, que en la mayor parte se debate en la perplejidad, las actrices ofrecen un trabajo volcado al expresionismo, subrayado por una iluminación casi siempre a pleno.
El que lleva la peor parte es Bella, que debe hacer frente a la exaltación de sus oponentes Matute y Maria, permanentes motores de la acción, sobre todo la primera, que ejerce su poder con gracia y energía, haciendo gala de un ejemplar empleo de la voz.
Eso no quiere decir que Bella cumpla un mal papel, sólo que está en estado de permanente defensa frente a la potencia de sus compañeras, a las que se les hace cuesta arriba transitar cierta circularidad de un texto que demora el desenlace.
Dora Milea es una directora eficaz que dio muestras de sagacidad ante piezas complicadas como "Rudolf”, de Patricia Suárez, y "La música", de Marguerite Duras, ambas con Patricia Palmer. Aquí logra lo esencial: que la acción transcurra y la platea olvide que hay alguien marcándole el rumbo.
"El libro de almohada" se ofrece en Espacio Ecléctico (Humberto I 730), los viernes a las 21.(Télam).-
hp
¨Vi la obra con mucho interés y me parece muyu acertada la crítica del Sr. Puyo, con el esclarecimiento de cosas ´para las que no había encontrardo una razón,es bueno escuchar a los que saben. Muchas gracias. Emilce Venegas (vewcina de Lanus)
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